Mi nombre es Francisca Bartolomé, soy Chef, Relacionadora Pública y creadora de Sibarica. Por su nombre podrán deducir que es un espacio dirigido a fanáticos de la buena mesa y efectivamente no se equivocan.
¿De dónde nace sibarica y cuál es nuestra meta?
Sibarica nace por la idea de mejorar la calidad de la oferta gastronomía nacional, reconociendo a los mejores en mis medios, así como también, potenciando a los que quieren llegar a serlo, por medio de la consultoría, analizando la necesidad específica de cada cliente para entregar una solución integral llevada a cabo por especialistas en gastronomía, nutrición, fotografía, diseño y programación.
Otra de mis grandes metas es rescatar los tesoros enterrados en nuestro país, recetas de nuestras abuelas que se han ido perdiendo con el correr de los años. Lo anterior, para recuperar nuestra identidad, que trascienda, así como también para ser reconocidos por nuestra buena cocina dentro y fuera del país, estableciendo nuestro sello, contribuyendo de esta manera al desarrollo social y económico del país.
¿Cómo seleccionamos los restaurantes o marcas que recomendamos en RR.SS y en nuestra página?
Cada lugar que encontrarán en nuestro sitio, es preseleccionado en una primera etapa, luego del estudio de prensa especializada, foros de consumidores, opinión experta de chefs que recomiendan y blogs de aficionados. Seguido a lo anterior, en una segunda etapa, visitamos los restaurantes en lista, rescatando únicamente a los mejores. Y ustedes se preguntarán ¿Cómo los elegimos? Bueno, analizando los criterios que se indican a continuación y publicando los que en promedio presentan una nota más alta.
¿Bajo que criterios evaluamos nuestra experiencia con un restaurante o marca?
Presentación | Precio/Calidad | Servicio | Ambiente |
Nota: 1 = Deficiente 2 = Regular 3 = Indiferente 4 = Bueno 5 = Excelente
¿Quieren conocer mi vínculo con la cocina?
Mi primer recuerdo en la cocina es a los 6 años haciendo un merengue con la Quela, una mujer maravillosa que trabajaba junto con su marido ayudando a mis abuelos. Era la única que nos permitía entrar a la cocina y “dejar la escoba”. No olvido las tardes en que hacíamos pan amasado y freíamos cebolla como base para los estofados… curiosamente hoy batir, amasar y saltear son las cosas que más me entretienen.
En mi casa nunca tuve esa posibilidad, mi nana de toda la vida, la Olga, que estuvo 18 años con nosotros, era dueña y señora de la cocina y no dejaba que entráramos, ella tenía su orden y su sistema. Esa regla se respetaba mientras nos observaba (claro), si salía entrabamos escondidos en puntillas a la cocina a “cucharear” lo que encontráramos. Ahora de su mano no tengo nada que decir, todo le quedaba rico; no olvido esas preparaciones y mi nariz tampoco, el budín de zapallo italiano, la escalopa con puré de acelgas, el charquicán, las berenjenas fritas, “los niñitos envueltos”el postre de manzana y la leche nevada, en fin…”la verdadera cocina de la abuela”.
Todo lo que expuse anteriormente, deja en evidencia que mi pasión por la cocina estuvo latente y guardada prácticamente hasta los 19 años, cuando me decidí y entré a estudiar a Culinary sin saber siquiera hacer un huevo frito, pero con ansias de aprender.
La observación, curiosidad, creatividad, perseverancia, el aprender de los errores, el estudio constante y la enseñanza de maestros, permitieron que me formara como cocinera, perdiendo todos los miedos comunes que siente un potencial chef. Hoy puedo decir que la gastronomía es lo mio en todas sus formas, me gusta cocinar para entregar cariño, descubrir, aprender y enseñar.
Agradezco esta pasión heredada a mis abuelas: Laura, Cuca y Tila, a mi querida Tía Pili, a mi abuelo Pedro, gente de campo, amantes de la naturaleza, que me transmitieron la enseñanza de “hacer maravillas con lo que se tiene a mano y con los productos que entrega la tierra en cada época del año”.
Un poco de mi experiencia…
Realicé mi pasantía en banquetería con paulo Russo y la última en Lima, en Cebichería la mar, uno de los restaurantes del reconocido chef Gastón Acurio.
Administré un restaurante al cual dediqué mucho tiempo y cariño, en el que logramos excelentes resultados y del que obtuve un aprendizaje considerable. Como todo negocio chico, estuve en todas desde antes de abrir; reclutando personal, diseñando la carta, eligiendo el nombre, escogiendo mercadería adecuada, tratando con proveedores, cocinando, limpiando, atendiendo, etc. Lo anterior me dio las herramientas para poder ayudar a otros a través de mi experiencia. Eso sumado a mis estudios en comunicación, claves para potenciar un negocio. Gracias a eso hoy podemos como equipo entregar una asesoría 360.